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No todas las niñas sueñan con ser madre

  • denisecarlini
  • Oct 17
  • 2 min read

Desde hace mucho tiempo existe una normativa muy arraigada: que todas las niñas sueñan con ser madre algún día. La imagen es familiar: pequeñas manos acunando muñecas, jugando a la casita o diciendo “cuando sea grande tendré hijos”.


Pero aquí está la verdad: no todas las niñas sueñan con ser madres.


Algunas mujeres, incluso siendo niñas, sienten una certeza profunda de que la maternidad no es su camino. Otras llegan a la adultez esperando a que “despierte” su instinto maternal, solo para descubrir que nunca llega. Y muchas pasan años en medio—preguntándose, explorando y cuestionando si este papel tan definitorio realmente les pertenece.


Una niña malhumorada de unos 8 años sentada en el suelo con los brazos cruzados; los únicos juguetes al fondo son dos muñecas bebé.

El poder de saberlo temprano


Una mujer en Ser madre, ¿es para mí? recordó haberle dicho a su padre de niña: “Papá, yo nunca, nunca voy a tener un bebé.” Décadas después, esas palabras seguían siendo verdad. No se sentía rota ni incompleta; se sentía afirmada al vivir una vida que estaba alineada con su verdad interior.


Para ella, elegir no tener hijos no fue una pérdida; fue libertad. Significó que podía dedicar su energía a las relaciones, pasiones y actividades que más le importaban.


Cuando la duda se encuentra con la presión


Otras mujeres hablan de un camino diferente. Algunas esperaron a que el reloj biológico sonara con fuerza, pero en su lugar solo escucharon silencio. “Quería querer tener hijos,” reconoció una mujer, “pero ese deseo nunca llegó.”


La sociedad, la familia e incluso amistades cercanas suelen reaccionar con confusión o juicio ante tales elecciones. A las mujeres se les dice que se arrepentirán, que cambiarán de aviso o que son egoístas. Pero lo verdaderamente egoísta es empujar a alguien hacia un rol que no encaja con quien realmente es.


Decir “no” sin culpa


Como muestra el programa en el libro, el hecho de que una mujer pueda ser una buena madre no significa que deba serlo. Ser capaz no es lo mismo que desear.


Aprender a decir “no” no solo es una cuestión de rechazar la maternidad si no es lo correcto para tí, sino más bien de honrar tu autenticidad. Es elegir la honestidad sobre la expectativa, la verdad sobre la conformidad.


Una forma diferente de cuidar


No querer hijos no significa no querer conexión. Una mujer en el libro habló de sanar sus propias heridas ofreciendo amor y apoyo a otras mujeres que, como ella, habían pasado dificultades en su adolescencia y juventud. Cuidar puede tomar muchas formas: a través de amistades, creatividad, comunidad, siendo consejera o al acompañar a sobrinos, sobrinas o estudiantes.


Recuperar la narrativa


Es hora de normalizar la verdad: ser mujer y ser madre no son sinónimos. El valor, la identidad o la capacidad de amar de una mujer no se mide por si tiene hijos o no.


No todas las niñas sueñan con ser madres—y eso está bien. Algunas sueñan con escribir libros, viajar por el mundo, liderar empresas, crear arte o simplemente vivir una vida libre de responsabilidades parentales. Cada sueño es válido.


Y cuando una mujer sigue su camino verdadera—ya sea con hijos o sin ellos—le ofrece al mundo el mayor regalo: ella misma, completa y auténtica.


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